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viernes, 4 de septiembre de 2009

El descubrimiento de la Antartica. El mundo no era plano. Plantón sin estar pensó que existia.

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La idea de que existía un vasto territorio, en el polo sur de la Tierra (Terra Australis), que ayudaba a “equilibrar” las masas de tierras del hemisferio norte, es una hipótesis que se remonta a varios siglos atrás. Según Aristóteles, la existencia de una zona de clima frío en el norte del planeta implicaba la existencia de una zona igualmente fría situada al sur. El Polo Norte (Arktikos) fue colocado bajo la constelación de la Osa Mayor (la palabra griega que significa Arktos un oso) y la contraria de la tierra se llamaba Antarktikos, la Antártida.

El geógrafo griego Ptolomeo dibujó un mapa de un vasto territorio al sur, en el paralelo 20, llamado Terra Incógnita, que describió como habitada por gente rica, por desgracia, y de acuerdo con la era del conocimiento, se presuponía que un cinturón de fuego separaba el hemisferio norte del hemisferio sur, lo que hacía a ambas partes inaccesibles la una de la otra.

En la Edad Media, a causa de la Iglesia la hipótesis de la existencia de una tierra al sur fueron rechazadas por blasfemia, según la opinión dominante, el mundo era plano y excluía la posibilidad de la existencia de un terreno “en el otro lado”.

A principios del siglo XVI, el francés Binot Paulmier de Gonneville zarpó de Honfleur, en Normandía pensaba llegar a los Estados Unidos; pero a consecuencia de cambios meteorológicos que ocasionaron alteraciones en los vientos, acabó yendo a la deriva, y encontró las costas de un país habitado y desconocido que describía a la gente rica y feliz. Regresó a casa, y afirmó haber encontrado la “gran tierra del sur”, en realidad lo que descubrió fue Brasil.

En 1578 la Reina Elizabeth I encargó a Francis Drake, buscar la terra incógnita. Drake llegó al Cabo de Hornos, la parte sur de la Tierra del Fuego, donde descubrió el paso hacia el Pacífico (el Paso de Drake), pero no encontraron ningún continente desconocido.

En 1642 el holandés Abel Tasman navegó desde el puerto de Batavia, en busca del legendario continente del sur. Mientras navega descubrió la isla de Tasmania y exploró la costa occidental de Nueva Zelanda.

Pronto, el mundo occidental, buscando su expansión comercial hacia y desde Asia, perdió su interés en Terra Incógnita. En 1675 el francés Antoine de la Roche durante el viaje desde Lima a Inglaterra quedó a la deriva en una tormenta y descubrió, por casualidad, las Georgias del Sur. Al regresar dijo que había avistado el continente del sur. Pero, debemos de esperar a Edmond Halley en 1699 llevara a cabo una expedición en busca de la Terra Australis Incógnita, y que realmente encontró, los suyos son los primeros avistamientos registrados de icebergs en el hemisferio sur. El mal tiempo y el riesgo de colisión con el hielo, sin embargo, le obligaron a interrumpir la búsqueda y volver a las latitudes del norte.

El 1 de enero de 1739, avistó tierra, una gran colina cubierta de nieve que se levantaba y que formaba parte de un continente. En realidad, lo que descubrió fue la Isla Bouvet. El avistamiento de la isla próxima se remonta a 1808, y el primer desembarco se realizó en 1822.

En enero 1773 James Cook cruzó por primera vez el Círculo Polar Antártico. Dos años más tarde, en su tercer viaje, descubrió las islas Sándwich. Su descripción sobre el descubrimiento de un enorme número de focas y ballenas ocasionó que numerosos grupos de pescadores y cazadores se aventuraran en la zona. Los cazadores eran en su mayoría de Nueva Inglaterra y Europa, y a ellos les debemos el descubrimiento de numerosas islas.

Gracias a: Escuadron de la Verdad

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